En noviembre es cita obligada ir al cementerio a visitar a nuestros muertos. Yo lo tengo algo complicado, pues estoy a cientos de kilómetros de mi ciudad natal.
Para sentirme más cerca de mis difuntos voy al cementerio más cercano. Quisiera creer que, al estar rodeada de ánimas descansando en el camposanto, estoy más cerca de las almas de mis familiares fallecidos…
El día que fui al Cementiri de Poblenou, llovía a mares. Calada hasta los huesos, pero con parsimonia, fui recorriendo las calles del cementerio. El frío no me impidió caminar pausadamente realizando algunas fotos. Ver las tumbas bajo la lluvia da una sensación particular de llanto universal por las almas de los que nos dejaron.
He aquí algunas de las fotos que realicé. Son mi particular ofrenda al recuerdo de nuestros difuntos.
IN MEMORIAM
El 23 de abril es un día muy especial, lleno de libros y rosas…
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